Idilio natural
Los niños establecen una relación instintiva con los animales aceptándolos como sus iguales de un modo espontáneo.
En sus primeros años de vida, cuando aún no controlan plenamente el lenguaje verbal, los niños se sienten atraídos de manera inmediata hacia los animales, comunicándose de una manera muy natural con ellos.
Empleando esta atracción espontánea podemos trasladar a los más pequeños la necesidad de respetar a los animales; enseñándoles a protegerlos, estimularemos su empatía mientras los enriquecemos con conceptos tan importantes para su personalidad como son la reciprocidad, la tolerancia y la solidaridad con los más débiles.
Los niños necesitan aprender cómo relacionarse con un animal doméstico, creando un contexto agradable y seguro para ambos; el modo adecuado de acariciarlo, de jugar con él, de hablarle… Así mismo, conocer las tareas que conlleva tener un animal en casa -actividades de las que deben ser partícipes en la medida de sus posibilidades-, fomentará en ellos la tenencia responsable de los animales domésticos, sembrando, de este modo, la semilla que erradique en un futuro su abandono.